Anorexia: Historia de una Adolescente

¡Hola queridos padres que nos leen! El artículo de hoy es un poco diferente al resto, ya que estaremos exponiéndoles un relato de una de nuestras pacientes adolescentes con anorexia, pero resguardando su privacidad. El mismo fue realizado dentro de las intervenciones terapéuticas bajo la técnica de "escritura terapéutica" como parte de su proceso de sanación, y se nos permitió compartirla.

Esta técnica implica que los pacientes escriban sus pensamientos, sentimientos y experiencias en un diario en forma de narrativa con el objetivo de explorar y procesar sus emociones, traumas, conflictos o preocupaciones. La escritura terapéutica puede ser una herramienta efectiva para ayudar a las personas a reflexionar sobre sus vidas, comprenderse mejor a sí mismas y promover la sanación emocional. Esperamos que les ayude a comprender mejor el trastorno de anorexia desde el punto de vista de una de nuestras pacientes.

Relato de una Adolescente con Anorexia

"Si les soy sincera, no se ni por dónde comenzar. Pero desde muy pequeña recuerdo momentos en los que era muy feliz junto a mi familia, pero todo se quebrantó en un abrir y cerrar de ojos. Mis padres se separaron, comenzaron a ponerle más interés en otras cosas, incluso más que a mi hermana y a mí. Desde entonces, todo comenzó a desmoronarse en mi vida, y en mi mente. Comencé a sentirme más débil ante los comentarios de los demás, sentía que todos me miraban y hablaban mal de mí. Al mirarme al espejo solo sentía asco y vergüenza de lo que veía. Ahí fue donde entendí que la única forma de terminar toda esta frustración era tomando acción, aunque no de la manera que creían correcta los demás.

Decidí dejar de comer y comencé a educarme sobre “tips” para aguantar el hambre y engañar a mis pensamientos. Mientras todo esto sucedía, mis padres ni cuenta se daban porque estaban muy ocupados con sus trabajos y sus propias discusiones sobre quién sería el más responsable para quedarse con nosotras luego del divorcio.

Al principio de este intento por bajar de peso, me frustré. No veía resultados y eso me hacía ser más cruel conmigo misma; me cortaba los brazos y los muslos para castigarme cada vez que comía, me miraba al espejo y me decía cosas atroces mientras miraba fotos de cuerpos “perfectos” para motivarme a dejar de comer.

En unos tres a cuatro meses pude ver resultados, aunque no los deseados. Había bajado más de 15 libras y ya se me veían los huesos del costado. Pero lo malo era que estaba teniendo mareos, menos energía para subir escaleras, ya no compartía con mis amistades, y después del octavo mes no me llegó la regla. Sin embargo, ya estaba delgada como quería. ¡Me podía comprar cualquier ropa y todo me quedaba! Aunque mis dientes ya estaban perdiendo el brillo por las veces que tuve que vomitar para devolver las calorías que no quería en mi cuerpo, pues no me permitía comer más de 300 calorías al día.

Lo difícil de todo esto, es que comenzaron las pesadillas en las noches. Noches largas… donde soñaba que me atragantaba de comida y luego no podía distinguir si fue parte del sueño o si realmente había sucedido. Por lo que comencé a anotar todo lo que me comía en una libreta. Era agotador, ya no aguantaba las pesadillas y comenzaron a llegar pensamientos en mi cabeza de voces que me decían que estaba gorda y que no era suficiente. Me miraba en el espejo y me seguía sintiendo igual de inconforme que antes.

Un día, no aguante más. Al llegar de la escuela llegue a casa, y como todas las tardes, mi hermana siempre estaba encerrada en su cuarto, mi madre en la computadora con asuntos del trabajo y decidí tomar un pote de pastillas para el dolor y llevármelas para el cuarto. No sabía cuántas pastillas necesitaba para quitarme la vida, así que tomé las que pude. De ahí en adelante, solo recuerdo levantarme en un hospital dónde al parecer me hicieron un lavado de estómago y mis padres por fin se enteraron de que tenía un diagnóstico de anorexia y depresión mayor severa.

Desde entonces, sigo luchando con esta condición. He mejorado muchísimo, aunque no les miento, ha sido muy difícil. Todavía tengo pensamientos malos, pero con la ayuda de los profesionales de la salud que me están acompañando, ahora la atención de mis padres, y el apoyo de los maestros en la escuela, les puedo decir que ya me voy sintiendo más estable. Al fin llegue a un peso un poco más saludable (aunque sigo bajo peso y no me ha llegado la menstruación), no estoy contando las calorías, y los medicamentos, junto a las terapias me ayudan a sentirme mejor conmigo misma y me enseñan que sí tengo valor.

Agradezco a mi terapista Chelsea que me está ayudando en este proceso y por permitirme contar parte de mi historia en este blog. Espero que quienes estén leyendo esto, entiendan que no están solos, y aunque las circunstancias a su alrededor no sean las mejores, ustedes valen mucho y serán la voz de todos los que aún no han logrado hablar".

Sí te identificas con la historia o sientes que alguien en tu familia necesita un poco de ayuda para mejorar los patrones alimentarios, puedes agendar cita directamente con nosotros y/o acceder a través de nuestra página web: www.melioracentrum.com o mediante llamada o mensaje de texto al Tel. (939)208-3079. Sí es una emergencia lo recomendable es comunicarse directamente al 9-8-8 línea para la salud mental o al 9-1-1 para solicitar la ayuda correspondiente. Meliora Centrum… ¡Tú centro para mejorar!

Recuerde que la información provista en este blog para padres es solo para propósitos educativos e informativos, por lo que no sustituye una evaluación o recomendación médica.